Esta rana tan salada no quiere ser príncipe. Quiere seguir siendo rana a pesar de todos los besos que le van a dar. Quiere jugar en su charca y olvidarse de castillos y princesas! Quiere croar y hacer ruiditos en las manos de su nuevo amigo.
Este gracioso sonajero me lo pidió una amiga de la infancia que luego se convirtió en prima. Ya os hable de ella porque a sus hijas les hice un neko para la mayor y un conejito para Elene. Luego ella me pidió que hiciera unas vaquitas. Recordais? Bueno, pues en verano me volvió a hacer otro pedido. Esta vez también se queda en familia (otra amiga de la infancia que se convirtió en prima).
A mi la rana me encanta. Supongo que porque es simple, verde y alegre. Además lo convine con morado y lila en zigzag, porque me chivaron que a la futura trimadre (si, tres!) le encanta el morado, y a mi también. Aunque no fue mi primera opción, creo que fue todo un acierto.
Espero que el pequeño Indar la disfrute mucho!
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